Las emociones están presentes en nuestras vidas desde el nacimiento y nos acompañan a lo largo de toda ella en los diferentes contextos en los que nos desarrollamos. Se trata de ficheros de información importantísima que nos dicen qué es lo que sentimos en cada momento, lo que nos gusta, lo que nos genera displacer, lo que nos incomoda, nos enfada, nos asusta o nos da miedo y nos permiten movilizarnos para poner a nuestra disposición los recursos que necesitemos para alcanzar el equilibrio y nuestro bienestar.
La educación emocional es un proceso continuo y permanente que propone el desarrollo de conocimientos y habilidades sobre las emociones como la base para que nuestros hijos tengan un adecuado funcionamiento cognitivo y de este modo facilitar que puedan afrontar mejor los retos de la vida cotidiana.
Que nuestros hijos aprendan a identificar sus miedos, cuando están enfadados, qué cosas les entristecen, que sientan legitimada su experiencia emocional y adquieran estrategias para su regulación es uno de los aprendizajes más importantes de su vida y que va a determinar un buen pronóstico en su desenvolvimiento futuro en el resto de áreas: social, personal, familiar, escolar y profesional.
Las investigaciones demuestran la importancia de enseñar a nuestros más pequeños herramientas de gestión emocional desde los primeros momentos de su desarrollo. Está demostrado científicamente que los niños que desde edades tempranas adquieren estrategias de regulación emocional tienen un mejor ajuste bio-psico-social y mejor calidad de vida en etapas posteriores.
¿QUÉ ES EL MINDFULNESS?
El mindfulness es la capacidad de ser conscientes de las propias experiencias internas y externas con atención plena y en el momento presente. Esta disciplina persigue fomentar la autoobservación y el autocuidado, ofreciendo alternativas para que nuestros más pequeños puedan estar tranquilos, crecer felices y gestionar las dificultades de manera sana.
En los niños más pequeños el objetivo es enseñarles la importancia de pararse y escucharse, de autoobservarse y mirarse, tanto hacia adentro como hacia fuera, como forma de cuidarse, entenderse y aprender a saber qué es lo que sienten, por qué lo sienten y qué es lo que necesitan para alcanzar o mantener el equilibrio y el bienestar.
Se trata de fomentar en ellos una mirada hacia dentro, que le permita entender, controlar y canalizar sus emociones negativas y al mismo tiempo verse como seres importantes, especiales y darse la oportunidad de escucharse con compasión y amabilidad hacia ellos mismos y los demás. El mindfulness se presenta como la base para garantizar que nuestros hijos crezcan sanos, felices y se conviertan en adultos maduros, equilibrados y con capacidad tanto para disfrutar de las experiencias positivas como para gestionar adecuadamente las dificultades.
Está demostrado que las intervenciones basadas en mindfulness mejoran la salud (física y mental) y el bienestar emocional de los niños que participan en ellas. El mindfulness hace uso de la atención y la respiración como condiciones para identificar, atender y posteriormente calmar canalizando las emociones difíciles.
PROBLEMAS ASOCIADOS A DEFICITARIAS ESTRATEGIAS DE GESTIÓN EMOCIONAL
La sociedad en la que vivimos y los ritmos tan rápidos con los que funcionamos, siempre con prisas, con la sensación de que no llegamos al cole, al trabajo, a una cita médica, a una reunión…sumado a las dificultades para compatibilizar la crianza de nuestros más pequeños con nuestra vida profesional hacen que en muchas ocasiones no dediquemos tiempo de calidad a nuestros hijos, olvidándonos de prestar atención a cómo se sienten o no siendo capaces de sostener sus estados emocionales o traducirles adecuadamente porque como padres también nos cuesta parar y escucharnos a nosotros mismos.
Actualmente ya nadie se cuestiona la enorme importancia de enseñar y familiarizar a nuestros hijos desde el momento de su nacimiento con su mundo emocional. El mindfulness o atención plena se presenta como una herramienta fundamental para que nuestros hijos aprendan a manejar sus emociones más desagradables sin tener que negarlas, taparlas o evitarlas. Esta falta de estrategias de afrontamiento generará dificultades a medio- largo plazo que se manifestarán en problemáticas más graves como:
- Hiperactividad o déficits de atención
- Dificultades para conciliar el sueño
- Bajo rendimiento escolar
- Problemas en la alimentación
- Problemas de relación social
- Déficits de habilidades sociales
- Baja autoestima
- Inestabilidad emocional: depresión, ansiedad, irritabilidad, ideas suicidas, etc.
- Somatizaciones
- Conductas adictivas: redes sociales y TIC’s, drogas, etc.
Si quieres que tu hijo aprenda herramientas que le permitan mantener una vida más plena, enriquecida y equilibrada así como a manejar los conflictos de forma sana, funcional y disfrutar de las experiencias de la vida desde sus primeros años, no esperes más y no pierdas la oportunidad de apuntarle a nuestro Taller.